Día 11: Dormir bien por la noche

El sueño y las enfermedades cardiovasculares

La falta de sueño o sueño de corta duración, la apnea del sueño y otros problemas del sueño se han asociado con el aumento de la enfermedad cardiovascular. De hecho, según el National Institute of Health, en un estudio de más de 5500 hombres y mujeres, quienes dormían menos de seis horas por noche tenían un 66% más de probabilidades de presentar hipertensión que quienes dormían de siete a ocho horas por noche. La Asociación Americana del Corazón recomienda de siete a nueve horas de sueño; la varianza en este patrón de sueño se ha relacionado con obesidad, presión arterial alta y enfermedad arterial coronaria.

¿Cómo afecta la privación del sueño a la presión arterial?

Según varios estudios, la privación del sueño provoca un aumento de la presión arterial. En la investigación del sueño del Harvard Medical School, se descubrieron niveles más altos de hormonas del estrés e inflamación en participantes privados de sueño. Ambos indicadores son frecuentes en las enfermedades cardiovasculares. Se ha informado que dormir tan solo la mitad de la noche aumentó la presión arterial en participantes con hipertensión o prehipertensión. Además, las personas privadas de sueño tienen un metabolismo más lento y, por lo general, más dificultad para bajar de peso. Esto también puede provocar una disminución del interés en el ejercicio, lo que puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas.

¿Así que dormir más es incluso mejor?

Los excesos podrían no ser tan buenos tampoco. Los estudios con personas que duermen más de nueve horas han mostrado un mayor riesgo de padecer afecciones médicas crónicas.

¿Te perdiste algún consejo?